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Dos noches de observación

Propicios días.

La realización del RETA este año ha sido un evento que a muchos nos ha cogido por sorpresa y nos ha dado bastante alegría, sin embargo, por circunstancias de la vida, no he podido asistir. Teniendo pedidos los días en el trabajo, sin posibilidad de recuperarlos (puesto que ya los acordé con los compañeros), iban a quedar libres y ociosos. Coincidentes con la luna nueva, no podía desaprovechar la ocasión de salir a observar, después de los varios fiascos en los planes de las veces anteriores. Hacía mucho tiempo que no salía al campo y necesitaba hacerlo por varios motivos. Primero, para desconectar de todo. Segundo, retomar el contacto con el cielo y con la astronomía. Y tercero, recuperar hábitos, capacidades y habilidades, bastantes mermadas desde hace mucho tiempo: no salía desde enero o febrero (enviaré la crónica próximamente de las últimas salidas, pues tengo borradores de las mismas).

Tras muchas conversaciones con Isra, en las que siempre llegamos a la misma conclusión, decidí que esta vez no me iba a quedar en casa y que me daría el lujo de una escapada, algo por otro lado mandatorio si se vive en Madrid, para observar varios días. Así que empecé a buscar posibles lugares con un cielo decente y alojamiento y evitar hacer carretera inútilmente. Tenía planificado volver a Cáceres, y cuando A. mencionó que tampoco podría ir al RETA me faltó tiempo para proponerle quedar juntos por la zona. Mi ofrecimiento fue simple: ir al xxx y hacer piña, y no molestarle en sus observaciones. Aceptó. Después de empalmar dos turnos de trabajo, y con un alojamiento reservado, monté las cosas en el coche y tras 3 horas de carretera llegué al punto de encuentro.

Noche 1.

Montamos los equipos. Tenemos pocas horas de oscuridad, pues estas noches estivales tienen unos crepúsculos criminales. Yo con mi habitual ED80 en montura AZ-EQ6, y la batería de oculares habitual, estrenándose en esta ocasión las últimas adquisiciones: Delos 4.5 y  Ethos 13. A. me comentó que por no disponer de otros equipos, llevaría el Zurulloscopio y el Chilescopio. Sobre este equipo y su objetivo ya habéis leído bastante en las crónicas de La Palma y Chile, y me limitaré a poner mis impresiones. Debo decir que se convirtió en la estrella de las dos noches, como ya leeréis.

Mi objetivo era retomar el catálogo Herschel 400. Ya lo empecé con poco éxito en la última salida que hice, pero necesito continuarlo (como Isra con su Messier, pero a lo pobre) para forzarme a observar de verdad. Tenía preparada la lista correspondiente a los días del mes de julio de O’Meara, pero por fecha ya solo podría aprovechar los objetos de los últimos días de su libro, así que mi objetivo se centró en los que estuvieran en Ophiuchus. Aun así, intenté algunos que tenía a tiro en Draco.

– NGC 5982. Ya advierte que esta es complicada para condiciones como las mías. Centro I Dra y me muevo por el campo con el N22T4, pero no consigo localizar nada. Posiblemente mi visión no esté suficientemente adaptada, o falta de entrenamiento. O la edad… Después de varios intentos la dejo por no localizada y salto a otro objeto.

El otro objeto al que salto es un conjunto de nebulosas oscuras que A. estaba escudriñando con el Chilescopio, evaluando su rendimiento en objetos conocidos. La chuleta que me pasa A. es el conjunto de nebulosas Barnard del entorno de M9, M11 y M24. Solo puedo decir que el diseño de este telescopio es sublime, en conjunción con el N31 y filtro Optolong, ofreciendo un campo descomunal. Esto permite tener una visión de conjunto de objetos extensos que no había visto jamás en un instrumento como este. La imagen que muestra es para pasar horas y horas sentado sin quitar el ojo del ocular. Cada campo, cada objeto es un espectáculo. Simplemente perderse por las nubes estelares de la Vía Láctea es deleitoso. Imaginad nebulosas extensas casi completas sin apenas mover el telescopio….

Llegados a este punto, me había olvidado por completo del catálogo Herschel. Me dediqué a vaguear un poco con mi telescopio por algunos objetos típicos. En un momento observamos M31. La galaxia se salía por los extremos del campo (¡y recuerdo, vaya campo!), ofreciendo una visión magnífica de la banda de polvo principal, en la que claramente se observaba irregularidades en su estructura con el borde más brillante cercano al núcleo. La banda secundaria era claramente visible, así como el cúmulo NGC 206. Podría llevarme horas explorando esta galaxia, pero ni era la noche ni mi equipo, con lo que me dirigí a mi pequeñín, apunté a M31 y la disfruté a pequeña escala. Salvando las diferencias (como ocurre con otros objetos visitados en ambos equipos), la visión es buena, observando la extensión de la misma, diferenciando la banda principal.

Posteriormente recuerdo pasar a Júpiter. A. también pasó a planetaria, no recuerdo el orden en ninguno de los dos telescopios que estábamos empleando. La visión en el ED80 + Delos 4.5 es preciosa. Este ocular me mostró unas imágenes de Júpiter que no podré olvidar en Zárabes en 2021, cuando lo vimos con el ocular de Isra y una PowerMate. Aquí no tenía PowerMate, pero no la eché mucho en falta. La visión de la banda oscura N era saturada, de un color marrón terroso que contrastaba con los tonos pastel claro de las bandas adyacentes y con cierta irregularidad. La banda S, con el tono crema más suave, y encima de ella (por la orientación) la GMR. No anoté la posición de las lunas (que se puede obtener fácilmente, por eso las obvié) y no les di relevancia. Observamos el mismo planeta en el Chilescopio con el Delos, y bueno, 30 cm son 30 cm. Cuando la turbulencia local cesaba, el seeing mostraba una imagen que compite con cualquier foto.

También observamos Saturno. No por el mio, sino por el suyo. Igual. Cuando el seeing se estabilizaba la imagen era una p*** fotografía. Las diferentes bandas eran visibles, con esos tonos tan curiosos (cambios entre cremas con tonos ligeramente azulados). Me impactó fuertemente la imagen de los anillos recortándose sobre el planeta. Parecía cortado con bisturí. Desde luego, cuando se dan las condiciones necesarias, un dobson corre en círculos alrededor de un apo.

En un momento determinado A. se disculpó pero necesitaba dormir un poco para poder aguantar el día en el trabajo. Me dio permiso para usar a mi antojo sus equipos, cosa que agradezco de verdad, porque me quedé con ganas de darme alguna vueltecita más, a pesar de tener también cierto cansancio acumulado.

Como no, no pude aguantar las ganas y me fui de cabeza a un objeto que más de una vez he dicho que es mi objeto favorito: M33. La famosa galaxia del triángulo me aguardaba, hacía literalmente años que no la visitaba, y no podía desaprovechar la ocasión. No recuerdo el ocular que estaba calzado, pero sí que la galaxia ocupaba casi todo el campo del mismo. Me pasé literalmente media hora sin moverme, intentando recoger el máximo de fotones y grabar a fuego la imagen. Al principio solo veía un disco con borde irregular y algo más brillante en el centro, para poco a poco pasar a ver que las irregularidades parecían ir al interior de manera curvada. Esos brazos se mostraban de modo delicado, con irregularidad de brillo en su longitud. Por desgracia el cansancio hizo mella, llevaba también bastantes horas levantado, había empalmado dos jornadas laborales, 3 horas de coche y mi cuerpo dijo basta. Me quedé un buen rato mirando el cielo, y el frío me obligó a meterme en el coche, donde me quedé dormido. Sobre las 6 me salí, y me despedí de Venus con una visión fugaz al ocular, antes de recoger y despedirnos hasta la noche siguiente.

Hago un inciso porque hay un objeto que no recuerdo la noche, si fue la primera o la segunda. Y no se trata más que de los famosos Velos de Cygnus. La visión del velo oeste (NGC 6960) y el triángulo de Pickering (que se salía por el lado derecho del ocular) era de lo mejor que había visto. Todo es por el campo. Ese campo junto con el filtro, la noche, telescopio, todo, me pondría los pelos de punta si tuviera emociones (dedicado a los que podéis expresar las vuestras, os admiro). Me desplacé para observar el velo este, NGC 6992, y no puedo más decir que la estructura era igualmente para poner de punta el vello.

Noche 2. La noche de los mosquitos.

Debido al fiasco en mi planificación de los objetos, cambio la estrategia y me voy a agosto. Casi todos los objetos son de Ophiuchus, con lo que podré aprovechar su posición favorable antes del año que viene (que lo veo venir). Mientras espero a A., he montado con luz el telescopio y veo como aparecen las primeras estrellas, unas pocas al principio, para luego explotar en un festival de puntos y una vía láctea que empezaba a lucir a pesar de la luz crepuscular. Por desgracia la felicidad y paz absoluta que estaba teniendo se vio destruída por las hordas de mosquitos que nos estuvieron devorando toda la noche. A pesar de hacer 27 grados, no pude evitar ponerme la sudadera y cubrirme la cabeza con la capucha para no morir desangrado (estoy lleno de ronchas en las manos todavía).

Me lanzo a por el primero. NGC 6171 (que no es más que M107). La visión con el N22T4 no me convence mucho. El cúmulo lo veo concentrado, pero no soy capaz de distinguir zonas con claridad. Cambio al E13 y la visión mejora bastante, pero sigo sin ser capaz de sacar detalles que no viera antes, quizás algo más definida la estructura del cúmulo. Empiezo a mosquearme, no sé si es su baja altura, la luz del horizonte, que la noche no es igual, que mi vista está desmejorada… Me siento algo frustrado, frustración que crece mientras intento observar otros objetos de la lista que andan en las proximidades: 6356, 6342, 6359, 6101. Después de mucho tiempo con búsquedas infructuosas (aunque la montura tiene GOTO he decidido no usarlo porque me gusta el star hopping) me dedico a aquellos que están más altos.

NGC 6517. Un delicado y compacto cúmulo globular. Muy compacto, y pequeño. Le metí aumentos, pero para tener detalle hace falta apertura. al menos sí pude registrarlo.

NGC 6426. Supuestamente es otro globular, pero lo que vi en su lugar era un cúmulo abierto muy pequeño. O esa es la apariencia con esta apertura. No conseguí ver más intensidad estelar en su núcleo, por lo que lo dejo pendiente para otra ocasión.

Y entre estas observaciones están todas las que se hicieron con el Chilescopio.

No puedo dejar de decirlo. Es un telescopio excelente. A., te has lucido con su diseño. V., L., AM., estuvisteis durante la fase de diseño en La Palma. V., conoces como rinde bajo el cielo de Chile. Pero sólo A. sabe como se compara con objetos conocidos, y tengo el placer de haber compartido algunas de estas observaciones y disfrutarlas.

Observamos varias nebulosas oscuras, que, como en el día anterior, la extensión del campo hacía que se mezclaran con otras de las proximidades, explotando en una fantasía de claroscuros conforme te movías. Una locura.

Posteriormente se observó la famosa Trompa de Elefante, IC 1396. En otras ocasiones durante la noche escuché blasfemar (aunque no en arameo) a A. a pie de ocular, y no era para menos. Me dijo: he centrado la estrella brillante, mira arriba un volcán invertido, y a la derecha un grupo de 3 y 4 estrellas, ahí está la trompa. Para empezar, había parches de luz por todos lados, y una delicada V, algo abierta e irregular hacia su parte derecha, oscura, cuyo vértice apuntaba a la estrella guía. Me costó mucho esfuerzo al principio (miré el móvil para consultar una carta), pero poco a poco empecé a ver zonas más o menos oscuras. Y el plato fuerte estaba ahí, con mucho esfuerzo empecé a ver una mancha oscura, alargada, como una pequeña lombriz brillando al sol cuyo reflejo eran las 4 estrellas. No alcancé para mi desdicha a más, pero ya leeréis a A..

Cayeron algunas nebulosas más, yo me encontraba algo perdido, seamos sinceros. Pero las disfruté muchísimo. Quien no se emocione, aunque sea por dentro, al ver cosas en el cielo, está muerto.

Y casi acabando, recalamos en el campo de M52. Un campo espectacular. Si veis cualquier fotografía, está plagado de nebulosas. Muy cerca de M52 se encuentra la burbuja (NGC 7635). Yo no fui capaz de reconocerla como tal. Veía una condensación, como un globular alargado envuelto en una nube brillante, y sobre ella, como definió A., un doble arco gótico. El lado izquierdo del arco se veía claramente, siendo el lado derecho más tenue y delicado. Este izquierdo, engrosado en su parte central, tenía un segundo parche también curvo sobre él. Una visión sublime. Pero es que a poca distancia había otra nebulosa brillante que parecía envolver lateralmente una estrella. Moví el telescopio un poco y apareció otra nebulosa (NGC 7638), pero lo mejor de todo fue que encuadrando las tres en el mismo campo se aumentaba el contraste de las nebulosas, con lo que los arcos de la burbuja se veían aún más definidos. Una auténtica burrada de imagen. Como todas, la verdad.

Antes de poner punto y final a la noche, pues eran las 4 y poco y empezaba a clarear, A. decidió buscar la nebulosa del Corazón (IC 1805) y Alma (IC 1848). Conozco la imagen en el pequeñín porque le dediqué ganas hace un año (creo, dejé la crónica en la lista). No hay mucho que decir, los arcos filamentosos que dan la forma a las aurículas y la parte inferior del ventrículo eran claramente evidentes (recuerdo, las condiciones empeoraban por el alba). Una imagen en el mismo campo que sin duda en óptimas condiciones puede ser tan asombrosa como lo observado anteriormente. La nebulosa del Alma (a mi me parece un gatito kawaii) empezaba a desdibujarse, pero sin duda es otro objeto que merece mejores condiciones.

Después de varias horas de observación, decidimos recoger y regresar a nuestros nidos. Nos despedimos y agradecimos mutuamente quedar para observar.

Aun así, no puedo más que agradecer a A. haber compartido dos noches conmigo en el campo. No solo por el hecho de aprovechar su experiencia, sino por la oportunidad de compartir sensaciones, emociones, aspectos de nuestras vidas y demás con naturalidad. Y es algo que me cuesta mucho y que no puedo hacer habitualmente. Desde aquí, millones de gracias de nuevo.

Un saludo.

Juan Antonio.

PD: quizás no sea una crónica muy observacional, pero emocionalmente ha sido un bálsamo. Entendedla como tal.

PD 2: Perdón si me dejo cosas, no tomé una sola nota en todas las noches.