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Observación fallida en Cerro Negro

Buenos días,

Ayer salimos mi novia y yo un poco a la aventura. Tras 5 meses en dique seco, el mono que no era mono, más bien King Kong (como dirían algunos amigos) nos empujó a aprovechar la última noche en la que la Luna no molestase mucho (viene un frente que nos fastidiará todo el finde, de hecho ha llovido hace un rato en Sevilla) para los objetivos de la noche: Omega Centauri y, por qué no, Centauro A. El equipo: SkyWatcher ED80 Pro, y los clásicos Radian 6, N22T4, Konig 70 (por si hace falta más campo, aunque viñeteado) y alguno más que venía de regalo, de calidad pche.

Llevábamos varios días hablando sobre salir, y después de planteárselo, no hubo inconveniente. Como era una salida loca, pues le dije que saldríamos sobre las 20:30. Entre preparar bocadillos y comprar algún refrigerio… pues a las 21:05 estábamos ya en marcha. El camino nos regaló una puesta de sol preciosa, con bastantes rayos crepusculares y un naranja intenso que tornaba a morado hacia el lado de las nubes. Sí, nubes porque estaba cubierto, y esos colores intensos solo reflejan una alta humedad atmosférica. Cruzaba mentalmente los dedos para no encontrarme un churro de cielo al llegar.

45 minutos después nos plantamos en el lugar de observación. Alguna vez he o hemos hablado de Cerro Negro. Este en concreto se encuentra en El Castillo de las Guardas, junto a una torre de vigilancia de incendios y en las estribaciones de la Sierra Morena sevillana, por lo que se muestra como un balcón al sur con el valle delante. A pesar de tener visión directa con muchas localidades (incluida la ciudad) ha gozado de un seeing bastante bueno habitualmente. El Sol se había puesto (Saúl, nos pasa al contrario, siempre he sido de montar de noche, jejej) pero la conjunción de la Luna y Venus se mostraba espléndida al oeste.

Por desgracia, al bajar del coche nos encontramos con un viento que era molesto, la temperatura había bajado mucho más de lo esperado, y mi estado de salud lo notaría mucho si nos quedábamos a observar. Hice algunas fotos de la conjunción y del lugar, y aprovechamos para ver la conjunción con los prismáticos (10×50 cutrebresser). Segundo chasco, y bien gordo: la Luna se movía como una ameba, o como si estuviera debajo de un estanque. Creo que nunca me había encontrado un cielo así en este lugar. A pesar del aspecto estético que presentaba, tras los cristales era irreconocible. Júpiter, que se alzaba ya al este (al menos a 20º) era un punto irresoluble azulado y rojo. Ni rastro de las lunas jovianas. Ante este panorama nos refugiamos en el coche para esperar que mejorasen las condiciones, y de paso cenar.

Media hora después, las condiciones no habían cambiado. El horizonte mostraba una capa brumosa que ocultaba bastante luz lejana (algo muy interesante para el lugar) y por encima, cubriendo bastante alto, una capa nubosa que impediría cualquier observación hasta al menos un par de horas. Sintiéndolo mucho, decidimos que lo mejor sería volver, y que habrá ocasión más adelante de intentarlo, en mejores condiciones.

Al menos nos llevamos un paseo y cena campera, disfrutar de un sitio bonito, lleno de flores y olores y hasta la visita de un ratoncillo tranquilo que merodeaba sin temor por nuestro alrededor.